viernes, 3 de junio de 2011

Verdades de vez en vez

Verdades de vez en vez
Tú y yo,
Somos hijos paridos,
Somos actores en el teatro,
Somos el motivo de las canciones de los grandes tristones de la humanidad,
Un cuadro al hijo desmembrado de Frida, nosotros, cada una de las partes de su cuerpo.
El arcoíris anoche con el dolor que queda en el atardecer, que pudo hacer el amor con la lluvia,
Las letras seguirán pasando por el papel en el que escribo, pero no dejo de preguntarme, cuántas veces en el llegare a decir verdades, mías y de muchos, espero yo, muchos más.
Judío en Alemania,
Negro en país de blancos,
Nuez en un mundo de muecos,
Escucho a los ídolos que formaron mi religión, los escucho todos los días de mi existencia, y añoro el día en el que en el mundo una diplomacia no sea sólo una rutina antes de la guerra o dentro de ella, que una bala deje de ser las ignorantes palabras de los inconformes, porque todos esos tontos han tenido por lo menos un motivo válido.
Las carnes de la patria son los trasplantes de piel que mantienen bellas a las mujeres de nuestros gobernantes y nuestros hacedores de terror.
“La estatua de la libertad se masturba con misiles en la cámara de gas”.
No soy politólogo y hasta soy un ignorante,
Pero cuánta sabiduría se necesita acaso para saber que el robo a las comunidades, las inconformidades, las muertes, los genocidios, no solo hacen llorar a los niños. No hablo de mi país,
Hablo de que la torre de babel ha caído y nosotros ya no hablamos ni siquiera una lengua humana, viviente,
No hablo de política aunque así lo parezca, hablo de lo perdida que está la humanidad, porque aunque haya una multitud y un millar de espejos, en ellos nunca se verá el mismo ser, ya no somos humanos ni hermanos, somos extranjeros en el piso y en la residencia en la que nacimos... Perdidos del calor de otra piel.
Amor, ¿qué te has hecho?, que solo mis lágrimas pueden hacerme palpar tu necesidad.
Rebeldía y justicia. Gritemos todos, ¡REVOLUCIÓN!, aunque nadie sepa que carajos significa.
Las hojas de la vida caen y se remplazan por hojas de plástico, seres superficiales que alimentan al mundo moderno que siempre vivió en el antiguo.
Querido che, tu imagen queda en mi camiseta y tus palabras en mi cabeza;
“Si avanzo, seguidme; si me detengo, empujadme; si retrocedo, si retrocedo, matadme”,
Lo irónico es que aquí no hay quien empuje, siga o mate, o que por lo menos que mate a sabiendas de quien soy, espejo soy.
Armas cobardes invaden al hoy, las pistolas regulan como asustadas por lo que  acaban de hacer, no lo digo yo, lo dijo un rapero que hace un tiempo escuche. Los puñales son empuñados por los que no saben por qué los empuñan, espadas o puñales, armas blancas a fin de cuentas, no son más que la pequeñez de un espíritu que hace mucho se perdió,
Y yo ando con él, esperando que la multitud que me rodea, me vea,
Mientras, me quedare leyendo al che, a Gandhi, a Benedetti, escuchando a Kurt Covain, cantando That's Life de Frank Sinatra, me quedare escribiendo mis verdades y al que se acerque le preguntare... ¿qué te parece?,
A fin de cuentas no somos más que tú y yo. ¿No es así, querido lector?

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