viernes, 15 de julio de 2011

Nunca más invierno

Nunca más invierno

Siempre con la prisa del invierno, y ahora entre la nieve cayendo a modo de granizo en una patria en la que no nieva nunca, yo soy el que pregunta a dónde vas. No como en aquella vez en la que tus labios se escondían en un París grotesco, en un barrio nunca soñado, yo corrí y no te espere. Ya nunca más esa vez…A dónde van los niños sopesados por la guerra, a dónde van esos que caminan por los pabellones a paso citrón y un lucro cesante, quiénes, quiénes eran esos que caminaban con una Magnum apuntando a sus cabezas, con los soldados de izquierda y a veces algunos de derecha.
Tus labios ahora son como esas fresas que tanto te gustaba comer, o las cerezas que comías cuando tu madre te daba por hablar bien el alemán, ahora dónde vas tú, que te montas en ese tren, tren verdugo. Ahora dónde iré yo sin tu Chanel y olor a coco impregnando mi piel.
Corren, corren los niños entre la nieve de granizo. Este año el invierno azota fuerte los abismos, y las putas muestran menos, a causa del frio, ya no grito tanto tu ausencia puesto que mi garganta ha perdido la bulla y el frio ha congelado mis ganas con mi ronco tono causado por el mismo. Pero, aún te sigo viendo, montándote en ese tren de ganas y sueños que cayeron como una galaxia en la pupila del que ya no mira y no es ciego. El muerto piensa constantemente que cuando te piensa suele vivir, yo soy ahora el muerto y el astronauta que se perdió en el espacio, abandonado por su nave… ¿recuerdas cuando jugábamos a los astronautas?, caminantes de la luna, en la que los cráteres llamaban a nuestros besos infantes, escondidos, escondidos de nuestros padres. Ellos nunca lo toleraron, que tu piel fuese mía, que corrieras con tu boca del color de una fresa y el sabor de las cerezas, hacia mí.
Los años pasan como las letras que tanto te dedicaba, y que ahora retroceden como una historia en tu nombre. Los faros alumbran la noche y los arboles corren con sus raíces, persiguiendo al murciélago que vuela entre los faros desafiando la luz… ¿recuerdas que te encantaba mirarlos?, esos que ahora te visitan en ese tren que montaste…como me hubiera gustado ser riel para atorar y demorar tu partida.
Quiénes, quienes serán esas niñas que corren con sus cachetes pecosos, corriendo, corriendo lejos a donde la nieve posa y en el paso siguiente cubre de neblina la vista del espectador. ¿Recuerdas cuando te dio varicela?, tus cachetes pecosos como los de aquellas niñas no lograban calmar tu júbilo sin pijama. El viento suele llamarte, como una obra que inspira y comienza mis monólogos, el comienzo de la obra que te llama.
Ahora, esas niñas por fin me dan la cara, son los seres que corren con sus ojos sin lágrimas, ellas también se montan en ese tren, en el mismo en el que tus ojos no se despidieron. Pero tú si lloraste, acostada en la cama antes de partir, con tus besos de caricias, con tu piel de ceniza que lleno mis ojos de alérgicas lágrimas.
No te vayas a ese tren de olvido, mejor vuelve tu mirada…mejor…quédate con migo, y no mueras, y no llores. Vuelve a reír, con tus ojos de nieve y el calor de un nunca más invierno.
Fin  

No hay comentarios:

Publicar un comentario