Ilusiones

Ilusiones

En las palmeras se hospedan mis ojos, que miran arriba, que miran azules bordes celestes, sueños que se elevan como una bailarina de cristal, que al final cae y se rompe, como cuando el cielo se rompe a llorar.

El fuego canta en el humo que vuela. Mi tabaco muere como una palabra amarga en tus labios…una esperanza se va a la par de una intención.

Ando equivocado, en tu amistad encontré un licor extraño, embriagado, embriagado, y en tanta resaca y modorra la sed me impulsa a llorar, sed en tus ojos que lloran una tristeza de años, una alegría tan efímera como tú,

Mariposa de fuego, canto nublado en el cielo…sigo sintiendo la necesidad de los extraños que llaman a mi despojo, al ser hipócrita que se quedó dormido en una palabra que no se lee pero se entiende como tristeza.

Tiempo maldito, no, no me digas adiós, no me hagas decirlo a mí también, no me obligues a odiarte más de lo que te odio, o a quererte cuando te quiero odiar. Tus sueños mueren cuando entro en vigilia, en un estado de drogadicto, de adicto en tus fosas que se llenan de polvo blanco.

En tu sangre en la que bailan sirenas, hay diablillos, que me dopan y que me castigan con lágrimas que no se ven, lágrimas de ácido en la que se descomponen los sueños que acarician mi mejilla, llenándolo de olvido y de recuerdo…lenta agonía, pudor de dolor…oye muñeca, ¿eres real?

El canto de un indígena se escucha, como un rito de trascendencia. No te vayas célula suicida, componente de pólvora en el alma que canta tu partida, tu descaro, tu futura herida en mi lengua maldita, necesitada de tu poso y tu vacío…Una moneda más para un sueño inconcluso, una pregunta más para algo que sé que jamás responderás…me duele amarte, pensarte, me duele sollozar, dormir…despertar.

Y fumadores de opio recuerdan lágrimas y amores, mirando al cielo, el mismo cielo que hoy cubre una palmera  por el que un humo de opio y tabaco, pasa errante y bohemio, pensando y extrañando, al que no está…al que jamás está.