jueves, 18 de agosto de 2011

familia, amigos...gente importante, verdades de vez en vez


Saben...esto que escribo no es un poema ni un desahogo que me libera de esa bayoneta de agua salada, esa que es una lágrima que corre en el reflejo.
No sé porque las cosas a veces me destierran de sentidos, no sé el motivo de la sinrazón a la que me huno sin tener en cuenta las palabras de una sabia, "no es unirse al sin sentido lo que importa, sino construirse un sentido".
Mi tiempo se acaba con dolores inmigrantes en los ojos de mi destierro, ese que contrae mis músculos y vuelve a Briyet la musa que por fin descubrí, que me manda despedidas alucinógenas, en mi precoz adiós que estira valentías a los labios de sus labios, esos que son un espejo a mis tiempos. Yo me reflejo en la vida y cuando toco la mano de ella, de mi musa, me doy cuenta que sólo estoy en una fuente, ahogándome en un poso de silencios, sólo porque he olvidado, que puedo respirar y escuchar...escucho su nombre y sus palabras...me he dado cuenta que he descubierto el silencio, porque por fin he oído la bulla insaciable de sus ojos, los de Natalia, esos que se hunden en un espejo de cielo en el que uno la ve, cuando su reflejo se asoma en la ventana, con las palabras que se cuelan por un auricular y mi llamada, sólo cuando el alma a ella la extraña. También el ruido del silencio que grita en el iris de Melisa (Yaneth), en las palabras de un canta-autor que muere mudo en su profesión de mimo, en el incierto espejo que lo niega y al que yo abrazo con fervor...ella es el silencio de la paz que tanto habla con el simple hecho de estar...estrella desértica en esta luna emocional, soy ermitaño de tu brillo y poeta de tu esencia, sólo digo lo que tu silencio dice. En mi adiós tu recuerdo, en mi alma tu mirada y en mi desierto tu brillo...estrella de fuego, no cantes más que por fin he escuchado tu silencio...
Ana cae cual nieve estelar, en su mirada el desconcierto, en mí, su mirada fija, en mi el alma que no olvida su imagen de princesa, princesa del espacio que ocupa un lugar al que yo llamo la luna, una luna efímera y eterna, una que muere con el cerrar de los ojos y que resucita en el despertar del alma, ella sigue siendo bella incluso cuando las sombras la besan...ella sigue siendo bella.
En mis momentos de ocio la sinceridad busca un descanso, al camarada de mis modorras hago un llamado. José, ese fiel corsario, siempre navega en los mares de los sueños y sin darme cuenta, me monta en su barco de aire y viento, un viento sin nombre al que él llama ilusión...no la nombra con la boca, sino con el canto de los ojos que retan al sol a apagar el fuego de su alma, tan ardiente en deseos, tan hambrienta de sueños...ese hermano del que me separaron al nacer, lleva la sangre de mis venas y el aliento de mi amistad, esa que grita un nunca a su partida...la vida no separa a los que incluso en ausencias, nunca se alejan ni se olvidan...
Wills, qué harás, qué pensarás, cómo vivirás. Si me voy hoy, si me voy mañana, quiero decir no adiós para dejarte en mi mirada, decir te quiero a un viento de sirenas que cantan a la nada, donde posa el olvido que a vos tanto te recuerda...al final creo que me he construido un sentido en el que vos eres protagonista, de esta vida de diario, en este diario de sueños...
Melisa, te quiero, José, mi fiel hermano, yo a usted también lo quiero. Wills, te quiero, Ana, te quiero...Hoy me dio por ser sincero, y a todos los que quiero, decírselos como sólo yo sé hacerlo...
Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario