martes, 10 de enero de 2012

sin nombre

Las rancias lágrimas de los lentes del sol soplan los pechos y los anos,
los clítoris que lloran, los silencios aerostáticos y los demonios alados.

Los vampiros en los ríos chupan, succionan los famélicos cuerpos de títeres que corren entre miedo de brujas, entre pasiones fascistas, entre cunas y cunetas, decretos y contradicciones.

Y los ojos quedan mientras los miembros se erectan y eructan a la par de la dilatación sin legado...
Mil y un púas en las gónadas de dios, y la lluvia y los poetas que se castran las palabras en las bufandas de horca que nos quitan los besos.
                                                                   Y los Parisinos palidecen en las campanas, y los montes se rompen en el espejo del cuerpo y el cuarto.

Y Alicia cruzó, entre los postres de orgasmico tiempo y sarcástico despegue de nuestro himno a la melancolía. 

La pasión de las vacas en tus ubres alienígenas
Los NO en tus sí , y las cartas que no se muestran para no dañar el juego de las palabras al decirlo...te deseo...las cosas que se sobrevaloran, las drogas que se ingieren como un patrón clasista y un sueño narcótico en los muros del desconocimiento de nuestros padres en el baño...hombres de hierro y barro.

Revolución, 
                  revolución de los calzones y las tetas,
                  de los penes y las suaves vaginas de Venus.
Amor en nuestras calles, con la excitación de nuestro silencio y 
los ángeles que le dicen  "fuck you" a los poetas sin bendición  y
 con inspiración basada en  los lunares de una Venus de milo, Nilo, y los consoladores de nuestras lenguas.

Nuestros cuerpos caen suicidas y con ruido conservador, 
nos perdemos en las prendas de las sombras y, 
nos arriesgamos a querernos en los ecos de alguien, y te quiero con el cliché del final de las bodas y el fin en el fin, y el estreno de nuestras pieles que se pierden en las estrellas...
fin    

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