los clítoris que lloran, los silencios aerostáticos y los demonios alados.
Los vampiros en los ríos chupan, succionan los famélicos cuerpos de títeres que corren entre miedo de brujas, entre pasiones fascistas, entre cunas y cunetas, decretos y contradicciones.
Y los ojos quedan mientras los miembros se erectan y eructan a la par de la dilatación sin legado...
Mil y un púas en las gónadas de dios, y la lluvia y los poetas que se castran las palabras en las bufandas de horca que nos quitan los besos.
Y los Parisinos palidecen en las campanas, y los montes se rompen en el espejo del cuerpo y el cuarto.
Y Alicia cruzó, entre los postres de orgasmico tiempo y sarcástico despegue de nuestro himno a la melancolía.
La pasión de las vacas en tus ubres alienígenas
Los NO en tus sí , y las cartas que no se muestran para no dañar el juego de las palabras al decirlo...te deseo...las cosas que se sobrevaloran, las drogas que se ingieren como un patrón clasista y un sueño narcótico en los muros del desconocimiento de nuestros padres en el baño...hombres de hierro y barro.
Revolución,
revolución de los calzones y las tetas,
de los penes y las suaves vaginas de Venus.
Amor en nuestras calles, con la excitación de nuestro silencio y
los ángeles que le dicen "fuck you" a los poetas sin bendición y
con inspiración basada en los lunares de una Venus de milo, Nilo, y los consoladores de nuestras lenguas.
Nuestros cuerpos caen suicidas y con ruido conservador,
nos perdemos en las prendas de las sombras y,
nos arriesgamos a querernos en los ecos de alguien, y te quiero con el cliché del final de las bodas y el fin en el fin, y el estreno de nuestras pieles que se pierden en las estrellas...
fin
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