lunes, 26 de septiembre de 2011

Morir, vivir, existir, y escribir...Camilo Andrés BR


No quiero escribir aquí, pero prefiero hacerlo aquí a no hacerlo.
El escritor está en la morgue y el poeta es el muerto, el reportero toma fotos que luego lanza a una hogera junto a su cuerpo. El psicólogo le habla al poeta, y el analista mira su miembro mental...el escritor escribe la historia...

En los años de tiempos dilapidados, las tristezas de las bariables palpaban lo hetereo y extraían lágrimas inefables, como el amor.
Psicológo-¿Y su situación familiar era dificil?
psicoanalista-¿has tenido relaciones sexuales últimamente?

Poeta-oh por Dios, deja en paz a Freud.
Escritor-¡Milagro, milagro!

las personalidades agobian la mente enferma de los globos con gestos, con cataduras expuestas a ser convertidas en gestos hechos de piedra, en mentes que explotan al llegar al espacio para sin gravedad estallar navegando en granitos.

Steroide en los recónditos soles de las galaxias. Fétido olor en las tripas y entrañas del muerto. Sexo virgen en la mente adolescente, en la mano jugosa de la muchacha y el miembro juguetón del joven. ¡Que izen bandera los patriotas!, con la virilidadad de los sementales y la impotencia de la quietud tranquila en la exitación.
Y la madre, llora cual Virgen María, desconociendo, conociendo, y descociendo la vagina. Abriendo tuneles a partidas de lágrimas que posaron en ojos orgullosos.
Putas cantan a peces, que se llevan perlas de juventudes inconscientes, tan soñadas como las nunca presentes en la realidad de la puta.
Y llora la puta como llora de frío el muerto. Muchas formas de morir, en quietudes poéticas y reavilitaciones invernales. Frío, frío. Me muero de frio. Con sangre coagulada y amantes de hielo. Nos derretimos con suspiros de otoños en veranos, y nos deshojamos con besos que llegan a la arena, y son enterrados en dunas deserticas, en sequias abismales y lobregas taciturnidades sin dirección alguna al sociego.
Tiempos muertos...Y camina el poeta, levantándose de la cama de lata, diciendo "que frío", y atravesando fantasmas que vinculan una sola identidad, con morbo que culmina como una foto en llamas, en la hoguera en la que el poeta se avalanza, despertando escritor, con la mente abrumada de un psicologo, analista o de mentes escultor.
Y miras que hoy escribí el poema sin pensar en vos, muriendo con el frío del verano, y sintiendo sin el calor de tu piel...días para creer, que no todo está tan bien, tan mal, que a veces, simplemente, todo está.

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