Seguir
Seguro en el nepotismo.
El intemperante vuelo de la lluvia agazapa a los vagos que
se recuerdan con las yemas la juventud perdida. Los niños juegan mientras un
barullo profuso de lágrimas, se ahoga caminando, y el estrés se convierte en un
estandarte de cotidianidad. La grima y la taciturnidad que dan ganas de gritar.
Una marejada de sal…mala suerte por igual.
Soberanos ideales, estandartes que somatizan en las gentes…estereotipos
que vuelan cagando. El orto de la utopía expulsa sobre nosotros un tumulto de
sueños que nos hacen correr entre las pesadillas.
Una borrasca aperlada, unas ganas de aguante, un grito, una
pasión. Duerme, duerme la ciudad. Se quieren las casas, se destruyen los
amantes y en mi se desprende el recuerdo de la soledad, toma vida y sale a
caminar en esta sociedad, comiendo hombres para andar, ser alimento para seguir.
Vivir por alguien y caminar con zapatos sin saber como se siente el pasto en
mis pies, seguir, “el hombre es un lobo para el hombre”, y todos caminan en un
suelo que no admite lágrimas. Y se vuelve a abrir el orto de la utopía… Seguir.
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