sábado, 9 de junio de 2012

Seguir


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Seguro en el nepotismo.
El intemperante vuelo de la lluvia agazapa a los vagos que se recuerdan con las yemas la juventud perdida. Los niños juegan mientras un barullo profuso de lágrimas, se ahoga caminando, y el estrés se convierte en un estandarte de cotidianidad. La grima y la taciturnidad que dan ganas de gritar. Una marejada de sal…mala suerte por igual.
Soberanos ideales, estandartes que somatizan en las gentes…estereotipos que vuelan cagando. El orto de la utopía expulsa sobre nosotros un tumulto de sueños que nos hacen correr entre las pesadillas.
Una borrasca aperlada, unas ganas de aguante, un grito, una pasión. Duerme, duerme la ciudad. Se quieren las casas, se destruyen los amantes y en mi se desprende el recuerdo de la soledad, toma vida y sale a caminar en esta sociedad, comiendo hombres para andar, ser alimento para seguir. Vivir por alguien y caminar con zapatos sin saber como se siente el pasto en mis pies, seguir, “el hombre es un lobo para el hombre”, y todos caminan en un suelo que no admite lágrimas. Y se vuelve a abrir el orto de la utopía… Seguir.

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