sábado, 26 de mayo de 2012

Sin tecnicismos


Algún día, alguna vez, en ramalazos de sombras y los brazos nevados de un viento de media noche, las palabras fueron colocadas en la duda, cada día, constantemente algunos días…en ese momento quise saber tu nombre, pero olvide el mío, el miedo me comió y la critica del criticón se volvió pan de piedra y no pude seguir caminando. Quise con ganas tanto como con desganas, palpar la realidad con la yema de los dedos, pero me cogió la sorna y la luna deshojada en sueños sin luz.
El coco, el diablo de las matemáticas, el rancio retoque de los colores y los libros, la identidad de los cariños y que bueno que sigas en las conjunciones y que malo que sigas cuando ya no hay nada que escribir.
Paz, falsa paz, como un tanque que bombardea soledades y tiempos para pensar, eternos, eternos tiempos para pensar, y el actuar se vuelve una escusa cuando sólo vale la teoría de lo incierto, la moral del violento que separa el cañón de la cabeza, tal vez por inteligencia, por miedo, por vaga clemencia. Y mis ojos, alegres, reflejan el cloro de los rojos ojos, mientras tus besos me llenan de sed, y no desear ser triste depende de la interpretación. Dejar de ser poeta en los estilos sin estilos, en las ganas de volver y quitar la ropa de la noche y no vestirte en el día.
¿Y quién dice que es triste?, lo real de dejarte, tenerte, intentar olvidarte, recuperarte, como si el cariño fuese un objeto que atrae con fuerza lo que vos dejas. Siento que es tan real como abrirte la puerta y un quédate.
En el sombrero la manzana,
En el florero la ropa,
En la garganta las espinas,
En las sabanas un recuerdo,
Afuera yo con vos…algún día, algunos días, quizás por siempre, quizás adiós.
  

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